Nuestro país sale de una crisis política y como resultado ha traído un cierre del congreso y elecciones complementarias para el año 2020. A esto se le suma la crisis económica a nivel de América Latina con convulsiones sociales en Argentina, Ecuador, Chile y Colombia. Este escenario pone la agenda política: ¿Es necesario cambiar el modelo económico en el Perú?

Los economistas de la derecha y sus medios, principalmente ‘El Comercio’, han salido a defender el modelo económico de la ‘Economía social de Mercado’ y resaltan el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de los últimos años. Lo que no explican es que aún no hay solución para los más de 183 conflictos sociales, para los más de 73% de trabajadores informales, para los cerca de 700 mil jóvenes que no estudian ni tienen empleo o un sueldo mínimo de más de s/ 930 y sin ningún beneficio laboral. Hay más de 2 millones de niños que no iniciaron el colegio en el 2018 y 2019, así también los índices de anemia son alarmantes: El 38% de los niños de 0 a 03 años tienen anemia y un 53% de niños menores de 35 meses con escasos recursos.

Los doctorados en Harvard y los cursos de especialización en el Banco Mundial (BM) o en el Fondo Monetario Internacional (FMI) no pueden tapar la crisis que sufre nuestro país.

La constitución del año 1993, trajo consigo la economía social del mercado como receta económica del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), famosísimo ‘Consenso de Washington’, para los países de América Latina para poder generar préstamos. Una condición que trajo privatización de las empresas públicas, despidos masivos y la reducción del estado en los países.

Según el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), perteneciente a la ONU, en el Perú se privatizaron las más importantes empresas: Edel Sur, Petro Mar, Sider Perú, Petro Perú, Hierro Perú, Refineria de Lima, Cementos Lima, Interbanc y la Refineria de Ilo. Todas estas privatizaciones, y demás, se hicieron por la Comisión de la Promoción de la Inversión Privada (COPRI) y la Ley de la promoción de la inversión privada en las Empresas del Estado dictadas por Alberto Fujimori.

El sustento legal de todas las privatizaciones es el artículo 60, de nuestra constitución: ‘‘Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional. ’’. Es decir, el Estado solo puede tener empresas públicas donde no existan empresas privadas, por ejemplo Sedapal. Aunque ya plantearon su privatización.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calificó estas medidas como ‘‘La flexibilización más salvaje’’, ya que estás privatizaciones trajeron consigo más de 400 mil despidos masivos y la destrucción de los sindicatos.

El régimen económico de nuestro país, también nos habla de los ‘Contratos Ley’ que tienen garantía jurídica y no podrán ser modificados por la ley. Aquí se encuentran los Tratados de Libre Comercio con EE.UU y China, que operan las mineras transnacionales y donde existe el mayor índice de anemia, pobreza y analfabetismo: Cajamarca, Piura, Apurímac y San Martin, Cerro de Pasco y Puno. El sustento legal es el artículo 62, de nuestra constitución: ‘‘Mediante contratos-ley, el Estado puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pueden ser modificados legislativamente, sin perjuicio de la protección a que se refiere el párrafo precedente.’’

La privatización de las empresas públicas y los tratados de Ley, que típica está constitución, han sido nocivas para el desarrollo de nuestro país. La receta económica de Washington no es más que un fracaso y es nuestro deber cambiarlo.

En este escenario político y electoral, la izquierda tiene la posibilidad de ser una gran fuerza unificada y plantear a nuestro país una Nueva Constitución: Renegociar los contratos con las empresas transnacionales, industrialización de nuestros recursos naturales para generar empleo, garantizar la educación y la salud, garantizar los servicios básicos de luz y agua.

Nuestro pueblo está esperando una alternativa de izquierda, frente a los técnicos del neoliberalismo y las grandes empresas. Tenemos que responder a estas expectativas populares y con esta coyuntura favorable. Si titubeamos o vamos a medias tintas, la historia nos juzgará.

‘’Ya va a llegar el día, ponte el alma’’, decía el amauta César Vallejo.

Noel Jaimes Tarazona
PERU LIBRE